Guillermo del Toro vuelve a sorprendernos con su versión de Frankenstein, un proyecto ambicioso que reivindica la artesanía en el cine frente al avance de la inteligencia artificial. La película, que ya tuvo un breve paso por salas de cine, ahora llega a Netflix, generando debate sobre la estrategia de la plataforma y su impacto en la experiencia cinematográfica.
Un Frankenstein Artesanal en la Era Digital
Del Toro desafía las tendencias modernas al optar por escenarios físicos detallados, maquillaje tradicional y un enfoque clásico del horror gótico. El rodaje, que tuvo lugar en Toronto y Escocia, implicó la construcción de sets completos inspirados en la arquitectura gótica, buscando capturar la esencia de la novela de Mary Shelley sin recurrir a simulaciones digitales.
Jacob Elordi como la Criatura: Un Corazón de Soledad
Aunque Andrew Garfield era la opción original, Jacob Elordi asumió el papel de la criatura, transmitiendo una profunda tristeza y soledad que se convierte en el corazón de la película. Su interpretación, junto con el diseño de maquillaje de Mike Hill, reinventa al monstruo de Frankenstein, ofreciendo una nueva perspectiva sobre su sufrimiento y su búsqueda de identidad.
El Debate sobre el Estreno en Netflix
El estreno limitado en cines y su rápida llegada a Netflix han generado críticas. Muchos argumentan que una película de esta magnitud, con su cuidada estética y su duración de dos horas y media, merece ser vista en la pantalla grande para apreciar completamente el trabajo artesanal y la inmersión que ofrece. La estrategia de Netflix de priorizar el streaming sobre la exhibición en cines pone en riesgo la experiencia cinematográfica y el disfrute de obras como Frankenstein.
¿Un Éxito Asegurado en Streaming?
A pesar del debate, la película promete ser un éxito en Netflix. La combinación del talento de Guillermo del Toro, la popularidad de la historia de Frankenstein y la accesibilidad de la plataforma auguran una gran audiencia. Sin embargo, queda la pregunta de si el público podrá apreciar completamente la visión del director en la pantalla chica, o si la experiencia se verá diluida por las limitaciones del formato.
En definitiva, el Frankenstein de Guillermo del Toro es una obra que invita a la reflexión sobre el futuro del cine y el papel de las plataformas de streaming en la difusión de la cultura. ¿Estamos ante una nueva forma de consumir cine, o ante la pérdida de una experiencia única e irrepetible?