Seguridad: ¿Cambio de nombres o continuidad represiva con Monteoliva?

Seguridad: ¿Cambio de nombres o continuidad represiva con Monteoliva?

Alejandra Monteoliva asume como Ministra de Seguridad en reemplazo de Patricia Bullrich, generando interrogantes sobre la continuidad de la política de seguridad del gobierno de Javier Milei. Si bien hay un cambio de nombres, la agenda represiva parece mantenerse, según fuentes cercanas al gobierno.

¿Continuidad o cambio en la política de seguridad?

El decreto 851/2025 oficializó la salida de Bullrich y la designación de Monteoliva. La ceremonia de jura tuvo lugar hoy, marcando el inicio de una nueva etapa en el Ministerio de Seguridad. Sin embargo, las expectativas de un cambio radical en la política de seguridad parecen ser bajas. Se espera que Monteoliva continúe con la línea trazada por su predecesora, enfocándose en la represión y el control social.

La visita de Lamelas a la Casa Rosada también generó controversia, alimentando las especulaciones sobre la influencia de sectores conservadores en la toma de decisiones del gobierno. La agenda del gobierno de Milei parece estar marcada por la continuidad de políticas cuestionadas y la presencia de figuras polémicas.

Desafíos y perspectivas

El principal desafío de Monteoliva será gestionar la creciente conflictividad social en un contexto de ajuste económico y recortes presupuestarios. La respuesta del gobierno ante las protestas y reclamos sociales será clave para determinar el rumbo de la política de seguridad. La sociedad argentina observa con atención los primeros pasos de la nueva ministra y espera que se priorice el diálogo y la búsqueda de soluciones pacíficas ante los conflictos.

  • Gestión de la conflictividad social.
  • Diálogo con organizaciones sociales.
  • Respeto por los derechos humanos.

La designación de Monteoliva plantea interrogantes sobre el futuro de la seguridad en Argentina. ¿Será capaz de implementar una política más efectiva y respetuosa de los derechos humanos? El tiempo dirá si este cambio de nombres representa un verdadero cambio de rumbo o simplemente una continuidad de la política represiva.